domingo, 25 de junio de 2017

Manuel Outeda Blanco y la Exposición del Libro Católico (por el CPN Daniel Jerez)





Conocí a Manuel Outeda Blanco a principios de la década del noventa.  Recuerdo que me impresionó por su energía, decisión, y voluntad en todo lo que hace, en especial su magnífica obra que es la Exposición del Libro Católico. 

Recuerdo que en esos años la Exposición se llevaba a cabo en el auditorio de la Federación de Círculos Obreros Católicos en Junín 1063.  La primera vez que fui, me asombré de la cantidad de excelentes libros que se exhibían, no solo para la venta, sino también para la lectura en el lugar.  También pude asistir a muchas conferencias que se hacían diariamente, recibiendo las enseñanzas de tantos hombres de valía.

El tiempo fue pasando, pero la Exposición se hace todos los años, más tarde en la sede del Consudec, cerca del Congreso Nacional y desde hace bastante tiempo en la Casa de la Empleada creada por Mons. De Andrea. 

Desde hace varios años, Manuel también realiza una segunda exposición anual en la Ciudad de La Plata, bajo el auspicio de Monseñor Héctor Aguer.

Así, desde hace cuarenta años, durante dos semanas en Buenos Aires, en septiembre y desde el año 1999, otras dos en La Plata en noviembre, tienen lugar las Exposiciones. Manuel Outeda y su equipo de colaboradores, entre los que se destaca Mabel Radis (trabajadora incansable, plenamente identificada con los ideales que motivan la exposición), hacen su labor, no solo durante las horas en que está abierta al público sino mucho tiempo mas, ordenando los libros, equipos de sonido, coordinando con los expositores, etc.  

Don Manuel es un organizador nato, está en todos los detalles, dirige con autoridad a su gente, a quienes da el ejemplo, es el mayor trabajador de la exposición, el primero en llegar y el último en irse. 

Recibe con gentileza a todos los visitantes, se interesa por ellos y con los religiosos observa fielmente el respeto que su investidura exige.  Su conversación es directa, clara, concisa, generalmente de temas trascendentes, de Dios, de la Patria, de hombres ejemplares. La charlatanería insulsa, las conversaciones vulgares e irrelevantes, el chisme, la critica maliciosa y mucho menos la broma procaz, o las palabras soeces, -lamentablemente tan habituales en estos tiempos-, no tienen lugar para él. 

Las Exposiciones se llevaron a cabo sin interrupciones, Manuel dedica a ellas los días de sus vacaciones anuales, y ni los problemas de salud, familiares, o de trabajo lo han apartado de esta magnífica misión.

Personalmente, por medio de la Exposición he tenido el honor de conocer y escuchar a hombres excepcionales para la Iglesia y la Patria, como Don Jose María Castiñeira de Dios, Don Pedro Barcia, Monseñor Roque Puyelli, el Padre Carlos Buela fundador del Instituto del Verbo Encarnado, su hermano el filosofo Alberto Buela, a mi amigo Hugo Verdera y muchos más que sería muy largo enumerar.  

Una mención especial cabe a los Padres y Pastores que conocí en la Exposición, como el Cardenal Antonio Quarracino, el Cardenal Jorge Bergoglio –hoy el Santo Pontífice Francisco- y el Obispo Monseñor Héctor Aguer. Todos han sido maestros ejemplares y recuerdo con especial afecto y admiración a Mons. Quarracino, un grande en todo sentido, con su trato amable, su prédica siempre accesible y su sano sentido del humor.  También a Fray Contardo Miglioranza, un franciscano admirable, autor de una semblanza de Santos Argentinos que esperaban la beatificación y canonización, que resulto profética; hoy Don Contardo también es digno de figurar ahora en su obra. Por último, a un Maestro admirable, ejemplo de Sacerdote y Argentino, el Reverendo Padre Alfredo Sáenz S J, con quien tuve el honor de conversar varias veces, y que he me ha dedicado varios de sus libros, los cuales siempre deseo tener.

Respecto de los que ya están en la Casa del Padre, Manuel ha tenido la gentileza de obsequiarme muchos libros, en especial del Padre Leonardo Castellani, de quien creo tener todas sus obras que releo permanentemente. También de don Gustavo Martinez Zuviría, en especial sus admirables obras El Kahal Oro y Juana Tabor 666.  Y del Padre Julio Meinvielle, formador de tantos sacerdotes. Sin olvidar a Don Manuel Gálvez, y sus grandes biografías de Juan Manuel de Rosas, Domingo Sarmiento, Hipólito Yrigoyen, Ceferino Namuncurá, Aparicio Saravia, Gabriel García Moreno y Fray Mamerto Esquiú.

De los extranjeros he conocido gracias a la Exposición a Belloc, Chesterton, Benson, Mons. Fulton Sheen, a los Padres exorcistas Gabriel Amorth y José Antonio Fortea. Y, desde ya, a San Agustín, que tanto admiro. Confieso que no me siento preparado para la lectura de la monumental Summa Teologica de Santo Tomas de Aquino.

Para terminar, deseo agradecer a Manuel Outeda por su amistad y sus permanentes deferencias conmigo y felicitarlo por su Obra que es esta magnífica Exposición del Libro Católico, al servicio de Dios Nuestro Señor, la Iglesia y la Patria.

CPN Daniel Jerez

D. Carlos De Santis y el Ctador. Daniel Jerez, Presidente y Secretario, respectivamente, del Insituto de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas" de Gral. San Martín.

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