El Pbro. Pedro Carlos Velasco Suàrez, firma ejemplares de su obra "G.K. Chesterton en frases sabias y alegres" en la XVIII Exposición del Libro Católico (Casa de la Educación, año 2006) |
¡Cómo no agradecer algo así!...
Fui testigo directo de los últimos 20 años de este
excelente e inteligente proyecto. Antes de eso, sencillamente no estaba en la
Argentina por estudios o por mi trabajo en nuestro hermano país de Bolivia. Con
estas líneas deseo dejar el testimonio de ser uno de los tantos miles y miles
de personas que se beneficiaron, que recibieron tanto bien a través de la
Exposición del Libro Católico.
Llegando a éste aniversario, y pensando en lo bueno que
resultó para mi algo así, me surge solita la pregunta: ¿cómo llegar a contabilizar,
de algún modo, a cuánta gente le llegaron
los frutos de los millares de libros, los cientos y cientos de Conferencias,
Debates, Presentaciones de Libros, los Concursos, las Premiaciones, las Santas Misas
de apertura y cierre, la cantidad de encuentros personales tan buenos con
personas tan buenas en esos innumerables días de Exposición acumulados a lo largo de 40
años?...
Menos mal que estas “contabilidades” las lleva Dios
Nuestro Señor y Su Madre Santísima, invocada en la Exposición bajo la
advocación de la “Virgen del Libro”.
Por todas estas más “realidades” que razones, le diría a D. Manuel Outeda Blanco –su Fundador y Presidente-,
y a todos los que le ayudaron y ayudan, que no cesen de agradecer al Señor el haber
sido sus “instrumentos” para algo tan lindo y de enorme bien para nuestro país,
nuestra gente y nuestra Madre la Iglesia en la Argentina…y en el resto del
mundo.
De los primeros 20 años supe de la Exposición gracias a
mis padres y hermanos, quienes vivían frente a la Sede de la misma cuando se
realizaba en el Círculo de Periodistas: Junín entre Santa Fe y Charcas, en
aquél entonces. Mi madre, Rita Zungri, y mis hermanos se cruzaban
a llevar muebles, floreros y demás cosas que se necesitaban. Y siempre fueron
unos entusiastas de la Exposición. En esos momentos, ellos no podían ni imaginarse
que, tiempo después, ambos –mi padre y mi madre- iban a ser homenajeados por
esa misma Exposición que ellos querían tanto.
Mi padre, Dr.
Carlos Alberto Velasco Suárez, tan reconocido Doctor y Médico Psiquiatra,
recibió en el 2009 la estatuilla Padre
Leonardo Castellani, instituida por el querido Cardenal Antonio Quarracino, como premiación a la trayectoria de
vida en servicio del país y la Iglesia. Y, al siguiente año, me encontré yo
mismo presentando –junto a mis queridos Profesores de la Facultad de Filosofía
de la UCA- el libro de mi entonces difunta madre (La Contemplación de la belleza) en un homenaje muy lindo… ¡en la
Exposición!…
A mí, personalmente, me tocó en suerte recibir dos
premios “Menciones de Honor” de manos de Mons.
Héctor Aguer por dos libros de los cuales fui el autor. Suceso inédito y
feliz para mí: gracias a la Exposición… También, y gracias a la misma
institución, en el 2006, pude presentar allí un libro que escribí de
recopilación de textos de G.K.
Chesterton. Al año siguiente, mi gran amigo el Padre Christian Viña, Sacerdote y Periodista, me pidió que le
presentara uno de sus libros... en la Exposición. Historia que se repitió a los
dos años nuevamente con otro libro de su autoría, porque este hombre, gracias a
Dios escribe mucho y bien.
¡Y qué decir de poder concelebrar la Eucaristía allí, en
la Exposición, con quien fuera después nuestro actual Papa Francisco!... Otro impulsor importante, Mons. Jorge Bergoglio, de la Exposición del Libro Católico…Y cómo
no recordar, con tanto cariño, al Padre
Danilo Eterovic, jurado sublime durante tantos años de las premiaciones…Y a
Mons. Juan Claudio Sanahuja, otro
batallador incansable y escritor muy aliado con la Exposición. Ambos, desde el
Cielo, son también como “patronos”, intercesores para que esto continúe otros
40 o 400 años más…
Cómo no ver, también, la Mano tierna de Quien nunca
olvida a sus hijos, en el hecho de que los últimos años de la Exposición se
realizara en la “Casa de la Empleada del Hogar”, institución creada, nada
menos, que por Mons. De Andrea. Es
que Dios Padre sabe muy bien del
reconocimiento que aún le debemos, como Iglesia y Nación, a este santo hombre.
En fin... Tengo que reconocer, para finalizar, que hay
dos cosas de las cuales me arrepiento muy en serio sobre la Exposición del
Libro Católico en estos 20 años que la viví.
La primera es la de no haber tenido dinero para poder
comprar libros cada vez que pasaba por la Exposición: impotencia que sólo Dios
conoce cómo la vivimos los amantes de la lectura. Igual, para nosotros, también
la Exposición se encargaba de no te fueras con las manos vacías: siempre había
folletos o algunos libros a muy bajo precio.
Y, la segunda, al de no haber podido asistir –la mayoría
de las veces por salud- a varias Misas de cierre de la Exposición.
¡Muchas gracias, Manuel!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario