Susana Milaragna |
A través de las redes sociales tomé conocimiento de la magnífica labor desarrollada en estos 40 años. Me emocionaron tanto los comentarios que han recibido, que me imaginé allí, en ese lugar admirando los libros llenos de sabiduría, imprescindibles para nuestra cultura.
Me atrevo a comparar esta Exposición con un DIAMANTE, con 40 facetas, una por cada año, portando una virtud o lema plasmado en el trabajo del alumno ganador de cada Certamen Literario Católico Nacional “Cardenal Antonio Quarracino” , para enriquecernos el alma. Este año el Lema es EL BUEN LIBRO, FUENTE DE SABIDURIA Y CORAJE PARA DEFENDER LA VIDA.
Es cierto, para defender la VIDA se necesita SABIDURIA, entrando al salón de la Exposición se puede percibir la invitación de Dios diciéndonos TOMA, LEE. El libro de la Sabiduría, tiene un comienzo, pero no tiene fin. El comienzo, es la Palabra de Dios, escrita por amor a todos nosotros para llegar a nuestro corazón enraizándose año tras año para conocerlo y darlo a conocer.
Después ese conocimiento, esa sabiduría que va asomando poco a poco en la mente, se convierte en los miles de libros que engalanan los salones. Cuántas personas habrán recorrido esos pasillos hojeando cada libro, palpando el sentimiento del autor.
Se defiende la VIDA cuando niños, jóvenes, adultos y mayores se enriquecen con el conocimiento, imaginándose como uno de los personajes del libro elegido, donde ese contacto íntimo con el autor les permite desarrollar la imaginación saliendo de ese lugar totalmente diferentes de cuando entraron. Los Jóvenes y los mayores tratando de llenar ese vacío porque les sobra tiempo, los jóvenes pensando en su futuro, en el qué y en el cómo lo harán y los mayores, casi en el ocaso de sus vidas, buscando darle sentido a sus días de soledad. Seguramente en uno de los pasillos se hayan cruzado y el más grande tomando un libro le haya dicho a ese joven: TOMA, LEE.
Tal vez ese adulto, hace 40 años haya sido el joven que buscaba cómo planificar su vida y ahora quiere completar su sabiduría para compartirla con sus pares.
Esta sucesión en la carrera de la vida, que abarca desde la niñez hasta la edad adulta, necesita un ingrediente primordial; LA DEFENSA DE LA VIDA, de la VIDA que DIOS nos regaló desde el momento de nuestra concepción, por lo tanto el hombre no puede decidir sobre ella.
Es criatura como nosotros, hecha a imagen y semejanza de Dios, nuestro deber es proteger su vida y ayudarlo a crecer como lo hicieron María y José con Jesús, que fueron aprendiendo poco a poco a ser padres con una gran responsabilidad porque ese niño ya era Nuestro Salvador. Ellos fueron transmitiéndole todo el amor para que fuera creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres. Ellos son nuestro verdadero “modelo de coraje para defender la vida”.
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