Reflexión en el 49º Aniversario de
"El Buen Libro" (1976-2025)
Estimado Manuel: quiero felicitarlo por el acertado esfuerzo cotidiano de ofrecernos esta rica propuesta que es su sitio electrónico El Buen Libro que continúa, de alguna manera aquel apostolado único en muchos países de América de la Exposición del Libro Católico, esa campaña por la buena lectura que usted supo animar por décadas con su impar entusiasmo y empuje.
La Exposición del Libro Católico que, contra viento y marea -y las tuvo bravas- luchó por mantener viva esta notable oferta a la cultura Argentina. Ha padecido, y lo supo superar con grandeza, cantidad de obstáculos en su proyecto, algunos realmente desgraciados y mezquinos. Usted supo armar un equipo de colaboradores que respondieron con eficacia y fidelidad.
Los que lo hemos acompañado en parte de su curso sabemos que todo lo hace usted a pulmón y poniendo la cara con valentía frente ataques infames para trabarle la obra. Sabemos que ha tenido abundantes y justos reconocimientos de cabezas notables de la iglesia universal, algunas de las cuales han llegado al papado. A la vez que sabemos el respaldo e impulso firme que a su labor le supieron dar el humanísimo cardenal Quarrachino, el arzobispo de La Plata Héctor Aguer y el hoy nuestro Papa Francisco, cuya misa cerraba las Exposiciones del Libro Católico.
Sabemos la buena pelea que usted libró por años para mantener viva su hermosa empresa única. Usted ha tenido, hablando bíblicamente, su pueblo fiel y su pequeño grupo de acompañamiento de clérigos y seglares, de jóvenes y viejos que respaldaban su acción con voluntad de servicio, sin recibir -como usted y ellos- la menor retribución económica.
Su Exposición no era una simple tarea era muchísimo más. Recordemos las series de conferencias durante la duración de la muestra, los concursos y premios para estudiantes y mayores, la estatuilla Leonardo Castellani que supo elaborar nuestra mayor imaginera argentina Alba Blotta, la visita guiada de los colegios y tantas otras actividades enriquecedoras.
La responsabilidad de las autoridades eclesiales que dejaron morir una obra única en su especie - por desatención desapego u otras razones- es grande y será juzgada. Pero notable es que esa decidia, ese desinterés definen un nivel intelectual de quienes las ejercieron. Pero ello no logró apagar su ánimo, Manuel, y lo recargó en otro ámbito, en este sitio electrónico que es, para decirlo culturalmente una cornucopia, por su variedad y riqueza que nos aporta cotidianamente. Nos avisa, nos enseña, nos motiva, nos estimula, nos informa.
Gracias Manuel por este cuerno de Amaltea que cada día nos ofrece con generoso aporte de su tiempo. Dar tiempo al prójimo es una decisión ardua, porque es dar vida propia ya que el tiempo es la materia que estamos hechos. Gracias Manuel por su generosidad, por su sostenida continuidad, por la variedad de sus aportes pues nos enteramos de aniversarios, escuchamos una conferencia sobre Santo Tomás de Aquino o Chesterton, nos ofrece un material para meditación, oraciones apropiadas para cada necesidad diaria y un largo etcétera.
Mis palabras no son mías son corales, porque toda la gente le está agradecida y como decimos en Entre Ríos: "Manuel, no me afloje ni abajo 'el agua" Pero qué va a aflojar usted! si es como los perros bulldogs que una vez que muerden se las acalambran los músculos y no pueden largar la presa.
Lo celebro. Abrazo grande.
Pedro Luis Barcia.